Adiós.

- Es la hora, creo que es lo mejor.
- Supongo que hemos intentado que funcione ...
- Sabes que te quiero, pero esto no puede seguir así, ya es hora.
- Tú sabes que también yo te quiero, y no creo que sea buena idea, no puedo estar sin ti.
- Ves, es la diferencia, no puedes estar sin mí y sin embargo me dejabas de lado y me hiciste daño, ahora yo ya he superado el dolor, no me afecta la distancia respecto a ti.
- Sabes que nunca quise hacerte daño...
- No, no lo sé, ahora lo único que sé es que es mejor que nos apartemos el uno del otro, guárdame en un pequeño rincón de tu memoria, como un recuerdo que perdurará pero cada vez más borroso, es lo que estoy haciendo yo, por mucho que duela.
- No sé si podré hacerlo, estás dejando un vacío muy grande en mí ...
- Se te pasará, te lo prometo, siempre se pasa,  el dolor será cada vez más débil hasta que desaparezca. Lo único que puedo asegurarte es que si me vuelves a ver una pequeña punzada aparecerá en ti, pero sólo será eso y con el tiempo nada. Es lo mejor.
- Muy bien, como quieras, es tu decisión, pero ten siempre presente que te quiero y te quise.
- No estoy muy segura de que me hayas querido como yo a ti. Adiós.
Con esta última palabra cierras todo lo que haya tenido que ver con él y desapareces, sin mirar atrás, pues es lo mejor que puedes hacer, pasado pasó, borra tus heridas y errores y deja camino al presente.

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