Abrázame.

Y entonces ahí está, lo tienes en frente, justo en frente, es él. Está contigo, pero piensas que alguien tan maravilloso se puede esfumar tal y como entró en tu vida. Y piensas que necesitas abrazarle para saber que existe. Se lo dices, le dices que te abrace. Pero no te conformas. Le pides que te abrace más fuerte, pero sigue sin ser suficiente, sigues sin creerlo y entonces mientras te está abrazando todo lo fuerte que pediste le dices que te abrace más y más fuerte, le haces prometer que nunca te abandonará por nadie, que no te entregará a nadie ... Sabes que no es una garantía el  que habiendo hecho esto se quede por siempre, pero después de escuchar esas palabras de su boca, te es suficiente para sabe que ahora, por el momento, es tuyo y que esa promesa que te hizo la va a cumplir aunque sólo sea por ahora, porque al menos tienes una garantía, la garantía de que su abrazo será eterno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario