No intentes ver el mundo.

Y en un momento desesperado por intentar ver el mundo, te subes a una gran montaña y piensas que desde ahí verás el mundo. No lo ves, subes un poco más de esa montaña, sigues sin verlo. Qué más da que no veas el mundo, por más que lo intentes no lo verás, pasa del mundo, pasa de intentar ver el mundo. Vive, disfruta y sé tú. No te compares con nadie, no imites a nadie, con qué seas tú el mundo será perfecto y no necesitarás verlo ni sentir sus fallos.

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